¿Siempre has estado “a dieta”?
Habitualmente en consulta me encuentro con muchas personas que me dicen que “llevan toda la vida a dieta”, o que “han probado toda clase de dietas” sin resultado alguno o tras haber perdido una gran cantidad de kilos, no sólo los recuperaron todos, sino que incluso se llevaron alguno más de regalo.
¿Te suena?
Quizás te sientas identificado con esta situación, y cabría preguntarnos entonces, ¿qué está fallando? ¿El problema era de las dietas o fue por falta de compromiso de la persona?
Vayamos al principio de todo.
El primer error que solemos cometer es el del concepto que tenemos de “una dieta”, entendiéndola como un periodo de tiempo en el que a la persona se le aplica un tratamiento dietético en el que cambia su alimentación durante un de tiempo determinado (habitualmente pasando hambre, con alimentos que no le gustan, con productos caros que debe comprar o con terapias alternativas de dudosa efectividad) y la consiguiente vuelta a la normalidad una vez alcanzado el peso deseado.
Realmente no es culpa nuestra, ya que es lo que se venía haciendo hasta el día de hoy en la mayoría de los casos (aunque no significa que esté bien hecho).
Tenemos que ser conscientes del primer fallo; si el tratamiento consiste en un cambio de dieta que no es sostenible en el tiempo y con el que no aprendes a comer bien, una vez lo abandones y vuelvas a la alimentación que llevabas (ésa que te estaba haciendo aumentar de peso o con la que no lograbas bajarlo), lógicamente volverás poco a poco al peso que tenías; por lo que habrás perdido un valioso tiempo, dinero, y ganas.
Y lo peor de todo; habrás ayudado a una persona que probablemente poco tenga de profesional a lucrarse a costa de tu salud.
Primer fallo por lo tanto: buscar soluciones rápidas y después volver a nuestra vida de siempre; ésa que nos resulta tan cómoda.
¿Qué debemos hacer entonces?
Lo primero de todo será contactar con un dietista-nutricionista cualificado; que te escuche, valore tu situación personal y te haga un planning adaptado a tus necesidades, gustos y estilo de vida.
Ya que si te da un menú preestablecido que ni te gusta y que te resulta muy difícil de llevar a cabo, las probabilidades de que acabes abandonándolo se multiplican.
El segundo objetivo que deberíamos de tener en cuenta, es que el menú esté basado en una alimentación saludable, para que una vez alcanzado el peso que necesitas, puedas seguir llevando a cabo todos los consejos, recetas y hábitos que habrás ido adquiriendo durante el tratamiento, y de ésta forma, ser una persona más sana y feliz, siempre.
Por lo tanto, y en forma de conclusión; te diré que el primer paso debe darlo la persona, en el momento en el que se sienta preparada para comenzar un cambio en su vida, inculcando nuevos hábitos que le acompañarán de ahora en adelante, de la mano de un profesional cualificado y que entienda sus necesidades y sobretodo que le escuche y le valore, para ayudarle de la mejor forma posible.